Es un polímero compuesto por dímeros de ácido glucurónico y N-Acetylglucosamina que se repite para crear largas cadenas, con el objetivo de mantener el contenido hídrico.
En la piel, el envejecimiento intrínseco (cronológico) y extrínseco (factores ambientales, malos hábitos, alimentación) reducen la síntesis endógena y aceleran la degradación de las moléculas existentes. Por lo tanto, la disminución de ácido hialurónico conlleva la aparición de arrugas, la pérdida de firmeza y la carencia de luminosidad.
Gracias a su capacidad de retener miles de veces su peso en agua, el ácido hialurónico favorece el intercambio de nutrientes y mantiene hidratados los tejidos para conservar la cohesión y estructura de la piel
Estas funciones son responsables de numerosos beneficios a nivel cutáneo como la recuperación del volumen en la piel, el relleno de arrugas, la restauración de la firmeza y la inhibición de la formación de manchas, alcanzando una notable mejora y rejuvenecimiento de la piel.